lunes, 27 de febrero de 2017

Teresa de Cepeda y Fuentes, Sobrina de Santa Teresa de Avila

Teresa de Cepeda y Fuentes o Teresita de Ahumada
Sobrina de Santa Teresa de Avila

Octubre 25, 1566 - Septiembre 10, 1610

Nació. En Quito, Octubre 25, 1566. De Quito hacia España, llevando nuestro dialecto y forma de ser, sobresalió, como uno de nuestros mejores regalos a la Madre Patria, la primera Carmelita Iberoamericana, sobrina carnal de Sta Teresa de Jesús (de Avila). (Hija de su hermano el Sr. Lorenzo de Cepeda).

Humilde, obediente, pura... su tía escribía de ella: "Encomienden a Dios a Teresa, que está muy santita, y con mucho deso de verse profesa. Dios la tenga de su mano" (Carta 262, P. Tomás).

El P. Aurelio Espinoza Pólit, S.J., la ubicó como la primera poetisa ecuatoriana. El P. Bernardo Recio, S.J., en su "Compendiosa Relación de la Cristianidad en el Reyno de Quito" copia presisamente "Unos versos devotos de Teresita de Jesús".

En los que hacía cantar en sus misiones populares. Profesó Noviembre 9, 1582, en San José de Ávila. Un día le dijo a su tía: "Lo mejor sería fundar una comunidad en que cada casa tuviera pocas hermanas". Santa Teresa consideró esta idea como venida del cielo y se propuso fundar un nuevo convento, con pocas hermanas pero bien fervorosas. Llena de méritos divinos, murió en Ávila, España. Sptiembre 10, 1610.

NACIDA EN QUITO, VIRREINATO PERUANO, A LOS 8 AÑOS -HUÉRFANA DE MADRE-
PASÓ A SEVILLA Y A LOS 15 AÑOS PROFESÓ COMO CARMELITA EN SAN JOSÉ DE ÁVILA.

Teresita de Ahumada, la primera carmelita de América, sobrina de santa Teresa

Hija de don Lorenzo, hermano mayor de Teresa, la sobrina "engreída" (mimada) de Santa Teresa, la acompañará en varias de sus viajes como el último, en Alba, antes de partir para la eternidad. La menciona con frecuencia en sus cartas. Por su parte, la sobrina declarará de modo entrañable en el proceso de beatificación de su tía santa

Estamos de lleno en el V Centenario de la Santa. Salamanca está en punta de lanza en las celebraciones a través de congresos y celebraciones. Sigo con vivo interés desde el Perú el entusiasmo y la profesionalidad con que se está acometiendo.

Me interesa conocer la huella teresiana en el Perú a través de la pintura, escultura, literatura, etc. Hace unos días colgaron varias fotos de cuadros muy deteriorados del Monasterio del Prado de Lima. Hoy mismo acabo de ver una firma que como preciada reliquia ofrecen en el nuevo museo que inauguraron la semana pasada las Carmelitas Nazarenas de Lima.

En la presente nota tan sólo pretendo tender un puente entre Santa Teresa y América a través de su sobrina Teresita, la primera carmelita de América.

El culto y celoso obispo de Puebla y Osma-Soria, Beato Juan de Palafox y Mendoza (1600-1659), universitario en Salamanca, que al igual que Teresica vivió en el Nuevo Mundo y regresó a Castilla, embebido por la hondura de las cartas de Teresa y la trayectoria vital de la sobrina, lo plasmó de modo profundo y sintético:

"¡Oh buena sobrina! ¡Oh buena pariente! ¡Oh buena nepote! Valióse de las virtudes de su tía, no para regalo ni el favor, sino para imitar sus excelentes virtudes!"[1]/.

Tal como escribe la Santa en su autobiografía, fueron doce hermanos: "éramos tres hermanas y nueve hermanos" (Vida I, 4) : María, hermanastra, 10 años mayor que ella;  Juan de Cepeda, nacido en 1507, capitán de infantería, que murió en plena  juventud en la guerra de África, Hernando, Teresa, Rodrigo, Juan de Ahumada, Lorenzo, Antonio, Pedro, Jerónimo, Agustín y Juana[2]. La mayoría, siete, se establecieron en América.

Lorenzo, padre de Teresa, fue a Perú con la expedición de Vaca de Castro en 1540. Se avecina en Quito hacia 1549. El 1° de enero de 1550 fue nombrado regidor del cabildo y, el 23 del mismo mes, tesorero de las Cajas Reales. Desempeñó los cargos de teniente de gobernador y capitán general, así como de alcalde ordinario de la ciudad.

El 18 de mayo de 1556 se casa con doña Juana de Fuentes y Espinosa, oriunda de Trujillo (Perú) e hija de Francisco de Fuentes y Bárbola Espinosa; esta última fue fruto de la unión ilegítima de una india con el célebre Licenciado Gaspar Espinosa, oidor de Santo Domingo y primer gobernador de Panamá[3]/.

Juana, esposa de Lorenzo, en el momento de la boda contaba 18 años y pertenecía a la alta sociedad limeña. Santa Teresa no ahorra comentarios laudatorios:

"Ahora vengamos a hablar en mi querida hermana la señora doña Juana [...] Siempre me escriba vuesa merced del contento y conformidad que tiene, que me consuela mucho" (C.2) [4]/.

Esposa y madre ejemplar, vivía un cristianismo comprometido entregándose a la oración cuando podía y ejercitando la caridad en su derredor. En los 11 años que duró su matrimonio le nacieron 7 hijos. Los primeros, 5 varones.

Al establecerse la Audiencia en Quito, Lorenzo fue nombrado Juez de Residencia del Adelantado Juan de Salinas y Visitador Fiscal de Loja, Cuenca y Zamora.  Ejerció también como Justicia Mayor de Loja, Cuenca, Zamora y sus distritos. Como visitador de los tribunales de la Real Hacienda en 1565 prohíbe tajantemente la servidumbre de los indios [5]/. Parece que le fueron bien los negocios pues le encontramos entre los "vecinos más ricos que hay en la tierra". Su hacienda valdría 35.000 pesos y pudo ayudar a las fundaciones teresianas.

El 25 de octubre de 1566 nace Teresa. Nos lo confirma la nota siguiente del Monasterio de San José de Ávila:

"Nació nuestra hermana Teresa de Jesús en las Indias, en la ciudad de Quito, a 25 de octubre, viernes, dos o tres horas antes que amaneciese, año de 1566.

Baptizóse en la dicha ciudad, a cuatro días del mes de noviembre del dicho año por el Señor Canónigo de Soto; fue su padrino Hernando de la Parra y su mujer Doña Francisca Corral[6].

Esto es a la letra la partida que se sacó por fe de notario del libro que tenía el cura de Quito de la iglesia mayor, adonde se asientan los que se batpizan en la dicha iglesia. Es hija del Señor Lorencio de Cepeda y de Doña Juana de Fuentes" [7]/.

Una semana antes de tan fausto acontecimiento, el 17 de octubre, había tenido lugar la ya comentada infausta erupción del volcán Pichincha. Por si quedaba duda de que el nombre de Teresita se debía a la hermana preferida de su padre don Lorenzo, éste escribirá en el codicilo de su testamento: " (...) por tanto, digo y mando que, si la dicha Teresa mi hija, que no siendo monja, se ha de llamar Doña Teresa de Ahumada" [8]/.

Un año apenas pudo gozar la niña de las caricias de su madre. Crecería en medio de los halagos paternales. Elegancia señorial, liberalidad generosa, hondura espiritual, honradez profesional, conciencia de educador. Todo se lo transmitiría a su hija, también la tristeza de su viudez. Estaría rodeado de alguna india doméstica de servicio o de alguna española de virtud y confianza.

La educación fue la mejor que podía darse en una ciudad naciente que no contaba siquiera con un convento o colegio de niñas. La pequeña aprendió a leer y a escribir correctamente. Lo vemos por su elegante caligrafía de la copia del "Libro de su Vida", las "Relaciones espirituales de Santa Teresa según el Códice de Salamanca", "Virtudes de nuestra Madre Teresa según la relación de su prima la Venerable Madre María de San Jerónimo", “Narración del recibimiento aque hizo la ciudad de Ávila a D. Álvario de Mendoza”"Últimas acciones de la vida de Santa Teresa por la Venerable Ana de San Bartolomé"- como atestigua el P. Silverio que recuerda en palabras de la Santa que "su sobrina tenía muy linda letra" [9]. Además de la doctrina cristiana y esta primera instrucción de Lengua, sabría algo de aritmética y algunas frases del quechua por su contacto con niñas indias.

Al llegar a Sevilla su tía queda prendada con la sobrina, la cual no ahorra calificativos: "La Teresa habrá ocho o nueve años, harto bonita y hermosa"(C. 86, 3). Su vivencia indiana estará siempre presente. ¡Con qué avidez escucharían sus "cosas de los indios y del mar" del lejano y fabuloso Nuevo Mundo! Era el puente cultural, la simbiosis entre el Nuevo y el Viejo Mundo.  Lo cierto es que Teresita cautiva el corazón de las moradoras de aquel palomarcico sevillano. Y así lo manifestará en las cartas de la Madre desde Avila. Teresa, empeñada en cerrarse más y más en vida austera y recoleta, pero -corazón maternal- al mismo tiempo abre la ventana, más aún la puerta, para esta primicia, fruto bendito de su amado hermano y bienhechor Lorenzo. Su residencia en los Carmelos, vestida ya con su parda estameña, le hará vivir la regla acomodada a sus fuerzas infantiles.

¡Qué equilibrio en la educación para no "quemar" etapas, para no empachar, para proporcionarle un espacio a esta pequeña gran dama de la aristocracia quiteña que deja su vida acomodada por la regla más estricta de los recios tiempos de la Reforma Católica! Sin duda que fue un solaz, un desahogo o "desaguadero" afectivo para la Santa Tía, a quien no se le ahorraba tensión por las malquistas tierras de Andalucía. Desde Malagón dirá al P. Gracián que su "ángel Teresa" ha venido dando recreación por el camino y sin ninguna pesadumbre"(C.104, 8). En el convento de San José fue recibida la niña con tanto gozo como en Sevilla, Malagón y Toledo. Así lo anotan en el Libro de Entradas:

"Recibímosla en esta casa el mismo día que entró en Avila, que un jueves, a doce del mes de julio, año de 1576, con mucho contento y placer de todo el convento".

Cualquier menudencia le sirve a la Santa para mencionar a Teresita. Así, al escribir a María de San José que las monjas no quieren la estameña tan cara, anotará "la de que se hacen las sayas por acá es como las que se hacían a Teresa, y más grosero" (C. 122, 1). O cuando da cuenta de que "no parece el 'Agnus Dei' [10]/ grande de Teresa, ni las dos sortijas de las esmeraldas" (C. 126, 4). Un mes después lo encuentra: "Ahí escribe Teresa. El 'agnusdei' y sortijas parecieron, gloria a Dios, que me dio cuidado al principio" (C. 132, 4).
Convento de San José, en Ávila.
Aquí murió Teresita de Cepeda, y aquí está enterrado Don Lorenzo de Cepeda, hermano de Santa Teresa

La joven Teresita, sobrina carnal preferida, será testigo de los tremendos sufrimientos de la Santa reformadora, pero sobre todo nos transmite la humildad, obediencia y paz gozosa con que lleva todos los contratiempos de la vida. Teresita graba fielmente en su retina los sublimes ejemplos de su tía. Nos fijamos en los aspectos más sobresalientes subrayados por ella tal como lo manifiesta sus declaraciones en los dos procesos, el primero el 22 de enero de 1596 donde menciona con frecuencia que “esta declarante” “vio”, “estuvo presente”. La segunda tuvo lugar el 9 de septiembre de 1610 en el Convento de San José ante el Dr. Pedro de Tablares, arcediano de la catedral, juez apostólico, ante Francisco Fernández de León, notario público apostólico, el mismo de 1598.

Ella misma nos declara el significado y la trascendencia del proceso en carta a la Hermana Ana de San Bartolomé, 24 de mayo de 1610:

“Agora nos ocupamos en dar las informaciones para la canonización de nuestra Santa Madre. Hartos testigos y buenos salen; bendito sea Dios, y todos con tanta devoción que no parece es en su ciudad. Y así, cuando se presentaron las Remisoriales, fueron tantas las fiestas que se hicieron y la solemnidad que por admiración dicen los prelados lo han de imprimit para que lo vean en otras partes”[11]

En su Declaración aporta datos autobiográficos y relación de parentesco de gran interés:

“Esta declarante es sobrina de la dicha madre Teresa de Jesús, hija de hermano y que la conoció y trató y comunicó por tiempo de ocho años, en veces que la sana Madre vino a esta casa, a la cual acompañó desde Sevilla hasta la casa de San José de Ávila, y de ella salió en compañía a cabo de algunos días, a la fundación de Burgos, y en el último año en que la Santa Madre murió, siempre, siempre anduvo en su compañía y se halló a su muerte en la ciudad de Alba cuando murió” (Proc. 1596)

“Y que aunque esta declarante es sobrina de la Santa Madre Teresa de Jesús, hija del dicho Lorencio de Cepeda, hermano de la dicha beata Madre…declara que desde que conoció a la dicha beata Madre, su tía, que fue desde que esta declarante tenía ocho años, hasta los dieciséis, nunca la tuvo esta declarante amor de parentesco, antes se señalaba en tener despego y desvió de ella…y junto con este natural tan seco, no conocía ni el bien que de su mano recibía esta declarante, ni los privilegios en que Dios la señalaba en santidad y otras obras maravillosas, sobre las cuales no la bastaban para tener estima como la debía tener de sus cosas. "(...) y muchas veces esta declarante se recelaba de que la dicha Beata Madre su tía supiese sus cosas así interiores como exteriores, siéndole ocasión por estas causas de mortificarla en muchas cosas y darla en qué merecer a la dicha Santa Madre, viendo lo mal que esta declarante correspondía al mucho bien que la hacía (D2, 315)

Otra vez...en negocios tocantes al testamento de su padre y su dote de esta declarante, muy turbada y apartándose de los  consejos  y comunicación de la dicha Santa Madre, hacía esta declarante el parecer de otras personas seglares, procurando encubrirlo todo cuanto podía" (D2, 340). (...) batallando dentro de sí, de si dejaría esta Orden e iría a otra, y todo esto encubriéndolo mucho a la Santa Madre, al tiempo que más quiso disimular con ella con rostro algo severo dio a entender a esta declarante lo que en su corazón había pasado y le fue haciendo una contraposición de lo que deseaba o pensaba de ir a otra Religión más abierta, dejando el bien que tenía sin conocerle…" (...) estando esta declarante caída en algunas faltas y no muy arrepentida, sino esquivándose y encubriéndose con la Santa Madre, ella, con severidad suave, dijo a esta declarante el peligroso estado en que estaba y el mal aparejo que tenía para profesar, con otras palabras que la traspasaron el corazón sin saber qué la responder"" (D2, 344).

MÁS DATOS:

BENITO RODRÍGUEZ, José Antonio

1993. "Teresa de Ahumada, la primera carmelita de América, sobrina de santa Teresa" I Congreso Internacional del monacato en España, Portugal y América 1492-1992 (1.1992. León). Universidad de León, pp.333-357.

2007  La sobrina más engreída de América (Teresa de Ahumada, la primera carmelita de América, sobrina de Santa Tersa de Jesús) Colibrí Ediciones, Lima, pp.137

POLIT, Mons. Manuel María La familia de santa Teresa en América. Friburgo, Herder, 1905.

[1]/ Palafox y Mendoza, Juan de. Cartas de Santa Teresa de Jesús.  Imprenta Joseph Doblado, 1793, p. 387.

[2] Efrén de la MADRE DE DIOS y O. STEGGINK: Tiempo y vida de Santa Teresa BAC, Madrid, 1968, pp.35-41

[3]/ Antonio Unzueta Echevarría. La Orden del Carmen en la evangelización del Perú. Vitoria, Ediciones El Carmen, 1992, p.114.

[4]/ Se indica el número de carta según la edición de Obras Completas. Madrid, Espiritualidad, 1984.

[5]/ Archivo de la Tesorería de Hacienda de Quito. Cit. En [M.M.Pólit. La familia..., p. 77. Prohibía que se utilizaran indios como acémilas en la ruta del puerto de Paita a Loja.

[6]/ Aunque no lo dice, se supone que fue ella la madrina.

[7]/Libro de Entradas y Profesiones del Monasterio de San José de Ávila. Archivo histórico.

[8]/ Cit. en Polit, M.M. La familia..., p. 370.

[9]/ BMC. Obras de Santa Teresa. II, pp. xx-xxii.

[10]/ Relicario que llevaban al cuello especialmente las mujeres.

[11] Cit. en Polit “Familia de Santa Teresa en América” Cap. VIII, pp.232-35
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Artículo de: José Antonio Benito


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