Juan María Riera Moscoso, Obispo
(Enero 28, 1866 - Noviembre 20, 1915)
Durante toda su vida, el Ilmo. Juan María
Riera se dedicó con verdadera vocación apostólica a cumplir con los mandatos de
Jesús, predicando y enseñando su divina palabra en casi todos los rincones de la
Patria.
RIERA MOSCOSO, Obispo Juan María.- Religioso nacido en la ciudad de Ambato
el 28 de enero de 1866, hijo de don Carlos Riera y de doña Dolores Moscoso, y
que fue bautizado con el nombre de Carlos Antonio.
Con muchos sacrificios logró realizar sus primeros estudios en las escuelas
de Ambato y Latacunga, y a los 15 años de edad entró de novicio en el Convento
de Santo Domingo, en Quito, donde dos años más tarde emitió sus votos y cambió
de nombre adoptando el de Juan María.
Dentro de su plan general de estudios profundizó el aprendizaje de Latín,
Aritmética, Geografía, Lógica, Matemáticas, Física, Metafísica, Teología
Dogmática y Moral, Derecho Canónico, Historia Eclesiástica y Sagradas
Escrituras, materias en las que se destacó además por su dedicación y
sabiduría.
En la Catedral de Guayaquil se veneran las reliquias incorruptas del pastor de almas, Ilmo. Juan María Riera. |
En 1889, a causa de una grave enfermedad de debilitamiento producida por el
régimen de austeridad, ayunos y silicios que acostumbraba a llevar, viajó a la
ciudad de Cuenca en busca de mejor clima para su recuperación, y por fin, el 3
de agosto de 1890 recibió la orden sacerdotal de manos del Obispo de Cuenca,
Ilmo. Miguel León Garrido.
Al año siguiente, luego de haberse recuperado inició una ejemplarizadora
labor religiosa y educacional en diferentes lugares del país, inclusive en el
oriente.
Durante los primeros años de la Revolución Liberal continuó desarrollando
su importante misión evangélica en los diferentes rincones del país, por lo que
en 1911 el Ilmo. Federico González Suárez solicitó su designación para el
obispado de Guayaquil, y el 1 de enero de 1912, Su Santidad el Papa Pío X firmó
el decreto que confirmaba su elección, de la que tomó posesión el 29 de junio de
ese mismo año.
Pocos meses después comenzaron a sentirse en Guayaquil las terribles
consecuencias de las pestes de bubónica y fiebre amarilla, y dedicado a su
abnegada labor pastoral, socorriendo a los enfermos y asistiendo a los
moribundos, fue también víctima de ellas. El 8 de diciembre, mientras celebraba
la Pontifical Misa de la Virgen se sintió repentinamente mal, por lo que fue
trasladado inmediatamente a su casa donde -a pesar de que la fiebre le subió a
40 grados- pudo salvarse de morir gracias a los cuidados que le brindó el Dr.
Luis Felipe Cornejo; pero quedó tan delicado del corazón y los riñones, que
necesitó usar muletas para poder movilizarse.
A pesar de su quebrantada salud continuó desempeñando su sagrada misión
cristiana, visitando todas las parroquias, hasta que finalmente su cuerpo ya no
pudo resistir las exigencias de su labor redentora, y murió en la ciudad de
Guayaquil el 20 de noviembre de 1915.
=
Enciclopedia del Ecuador.
Histórica * Geográfica * Biográfica
Por: Efrén Avilés Pino.
=
Enciclopedia del Ecuador.
Histórica * Geográfica * Biográfica
Por: Efrén Avilés Pino.
JUAN MARIA RIERA MOSCOSO
V OBISPO DE GUAYAQUIL.- Nació en Ambato el 28 de Enero de 1.866. Hijo legítimo de Carlos Riera Suárez, comerciante, Presidente del Concejo, Jefe Político del Cantón Ambato y en su primera juventud Director de una Escuela Fiscal. (Hijo de Joaquín Riera Valdivieso, quien consagró gran parte de su vida para dotar a Ambato de un templo digno y al fallecer en 1.840 lo vio casi concluido y de Josefa Suárez) y de Dolores Moscoso Suárez, natural de Ambato. El 30 fue bautizado y Confirmado con los nombres de Antonio Reinaldo por el Arzobispo Checa.
V OBISPO DE GUAYAQUIL.- Nació en Ambato el 28 de Enero de 1.866. Hijo legítimo de Carlos Riera Suárez, comerciante, Presidente del Concejo, Jefe Político del Cantón Ambato y en su primera juventud Director de una Escuela Fiscal. (Hijo de Joaquín Riera Valdivieso, quien consagró gran parte de su vida para dotar a Ambato de un templo digno y al fallecer en 1.840 lo vio casi concluido y de Josefa Suárez) y de Dolores Moscoso Suárez, natural de Ambato. El 30 fue bautizado y Confirmado con los nombres de Antonio Reinaldo por el Arzobispo Checa.
Estudió la primaria en Ambato y Latacunga y de sólo 15 años entró al
Convento de Santo Domingo de Quito regido y reformado por los padres italianos
desde 1.893 con la observancia regular y una acción organizada; pero, con el
mismo arcaico sistema de estudios que imperaba en la colonia e inicios de la
república, basado en la Filosofía tomística del medioevo y en el misticismo
ascético del siglo de oro español.
Un año después hizo su profesión simple. El 83 emitió sus votos y cambió de
nombre, llamándose Juan María. Tenía 17 años y era dirigido por el padre Jacinto
La Cámara bajo la protección de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, exótica
advocación traída de Italia.
Ya dentro del plan general de estudios rindió sus pruebas de Latín,
Aritmética y Geográfica, en 1.883 las de Lógica y Matemáticas, en 1.884 estudió
Física y Metafísica y entre el 85 y el 87 Teología Dogmática y Moral, Sagrada
Escritura, Derecho Canónico e Historia Eclesiástica. En 1.888 fue el único en
examinarse en Sagrada Escritura y el 89 prosiguió con las doctrinas de Santo
Tomás de Aquino.
En Mayo de 1.885 había figurado entre los organizadores del “Liceo de la
Verdad” con un órgano de publicidad manuscrito intitulada “La estrella
dominicana” que dirigía el iterato Belisario Peña; el 3 de septiembre hizo su
profesión solemne y el 25 de Septiembre de 1.887 recibió el Subdiaconado de
manos del Obispo de Ibarra Pedro González Calisto.
Siempre había sido persona de contextura delgada y de naturaleza delicada,
propensa a las enfermedades. En 1.889 enfermó gravemente de debilidad pulmonar,
permaneció tres meses en cama y libre de sus acostumbrado “régimen de austeridad
que incluía ayunos, disciplinas y cilicios”; entonces, el Dr. Manuel Baca
Murgueitio, recomendó que se traslade a Cuenca en busca de mejores climas y allí
se ordenó de diácono el 13 de Julio de 1.890 y el 3 de Agosto recibió el orden
sacerdotal de manos del Obispo Miguel León Garrido.
Afines de ese año fue prosíndico del convento y escribió con el Padre
Reginaldo María Duranti una relación acerca de los progresos de la Tercera Orden
en Cuenca y del fervor que despertaba el rosario de la aurora.
En 1.891 fue profesor de Lugares Teológicos y Matemáticas en el convento de
Quito y era considerado un sacerdote modelo de observancia regular y de
solvencia académica. En 1.892 residió tres meses en Macas con el padre Alberto
María Delgado, en ejercicios espirituales con los indios de esa región. A su
regreso a la capital fue Vicemaestro de estudiantes.
El viernes santo de 1.894 predicó en la Iglesia dominicana y en Mayo pasó a
residir al convento de Latacunga con el cargo de Superior, mostrándose
observante e irreprensible, popularizando el culto de Nuestra Señora del rosario
de Pompeya; pero, ese año, se produjo la controversia de los dominicanos con el
Canónigo González Suárez por la publicación del Tomo IV de su Historia donde se
referían algunos escándalos domésticos de la orden en el Quito del siglo XVII,
polémica que se tornó nacional, interviniendo periodistas y autoridades
políticas y religiosas.
El Obispo de Portoviejo Pedro Schumacher y el Superior dominicano Reginaldo
María Duranti se lanzaron contra González Suárez, quien tuvo que alejarse del
ambiente de Quito para escribir un defensa que tituló “Memorias Intimas”;
mientras el país presenciaba el triunfo de la revolución liberal en la batalla
de Gatazo, el fin de los regímenes progresista y la entrada de Alfaro en Quito,
anunciando que acabaría con el gobierno de la teocracia. La Santa Sede creyó
prudente designar a González Suárez para el Obispado de Ibarra y el Superior
Duranti fue notificado por el Gobierno con una fuerte contribución que la Orden
dominicana no pudo cubrir, sufriendo el embargo de una hacienda en
Cayambe.
Manuel J. Calle editó su folleto “Los Dominicanos Italianos en la república
del Corazón de Jesús”, acusación frontal por los malos manejos económicos de
dichos padres, que tuvieron que salir en su mayor parte del país para no
regresar jamás.
La Orden empezó a quedar sin dirigente y quiza por ello, el 5 de marzo de 1.897, el Padre Magalli firmó el nombramiento de Vicario Provincial a favor de Riera, que se hallaba en Latacunga y viajó urgentemente a Quito, donde recibió al Visitador General, padre Segundo Fernández, que llegaba de Chile.
La Orden empezó a quedar sin dirigente y quiza por ello, el 5 de marzo de 1.897, el Padre Magalli firmó el nombramiento de Vicario Provincial a favor de Riera, que se hallaba en Latacunga y viajó urgentemente a Quito, donde recibió al Visitador General, padre Segundo Fernández, que llegaba de Chile.
En 1.897 fundó la revista mensual “La Corona de María” con los padres
Alfonso Jerves y Ceslao Moreno, fue lector de Sagradas Escrituras y Latín y
comenzó a transcribir el libro autobiográfico de Sor Catalina de Jesús Herrera,
encontrado por el Padre Francisco de las Planes en el Convento de Santa Catalina
de Siena de Quito. Con este fin escribió un resumen titulado “Secretos entre el
Alma y Dios”, añadiendo notas explicativas con citas de Santo Tomás y de las
experiencias similares de San Juan de la Cruz y de Santa Teresa.
En 1.898 fue lector de Teología Moral. El 99 Vicemaestro de Novicios,
Promaestro de estudiantes, Lector de Moral y de Derecho Canónico, director de la
Tercera Orden, confesor de las monjas de Santa Catalina y Secretario del Consejo
conventual. En 1.900 fue electo Definidor del Capítulo dominicano; ya había
escrito un opúsculo titulado “Principios generales de Teología Mística y
extracto sistemático de las Sentencias de San Juan de la Cruz” y un texto para
sus alumnos sobre “Principios generales de Teología Mística” deducidos de la
teología tomística. Esos trabajos reflejan erudición y piedad y un peligroso
alejamiento de la problemática nacional y mundial.
En 1.902 fue electo Provincial dominicano en reemplazo de Fray Enrique
Vacas Galindo, dirigió numerosas misivas en Latín a los miembros de su orden y
en compañía del hermano Antonio Avecillas realizó un viaje de un mes por los
pueblos de la Misión dominicana del oriente.
En 1.904 viajó a Roma con el padre Tomas Racines, interviniendo en el
Capítulo General de la Orden. Pío X les dio la bendición, de regreso fundó en
Quito el “Comité del rosario” bajo la presidencia de Manuel Jijón Larrea. En
1.906 González Suárez ascendió al Arzobispado y se registraron incidentes con el
Gobierno de Alfaro.
Riera fue reelecto Provincial y presentó su trabajo sobre Catalina de
Jesús. Entonces ocurrió el enojoso asunto de la entrega de los conventillos de
Ibarra, Latacunga y Loja que exigiera el Arzobispo para dedicarlos a escuelas y
colegios y aunque primeramente Riera se opuso, después defendió el principio de
autoridad y hasta se enfrentó al dominicano Vicente María Caicedo, Prior en
Loja, de suerte que obtuvo la gratitud de González Suárez que lo presentó para
ocupar el Obispado de Portoviejo, vacante desde la huida de Monseñor Pedro
Shumacher en 1.894.
En 1.907 presidió las honras fúnebres del general Ignacio de Veintemilla en
la Catedral de Quito.
En Febrero de 1.908 llegó el Breve Pontificio a Quito y el 3 de Mayo fue
solemnemente preconizado en la Catedral, sellándose de tal suerte las paces,
entre el Arzobispo historiador y la Orden dominicana, a los 14 años del
escándalo de la publicación del Tomo IV de la Historia del Ecuador; pero el
Ministro de Cultos, Amalio Puga Bustamante, manifestó que la Diócesis manabita
había sido suprimida por el Congreso en 1.902 y que, en consecuencia su
nombramiento no tenía ningún valor; Riera protestó como Obispo y se ordenó su
enjuiciamiento penal por “haber usurpado el título de Obispo de la Diócesis de
Portoviejo”, quedando prácticamente confinado en Quito e impedido de viajar a
Manabí.
I pasaron 2 años hasta que en Diciembre de 1.910 fue comisionado por el
Arzobispo para realizar una visita pastoral a Guayaquil cuya sede estaba vacante
desde 1.894. Poco después, González Suárez, decidido a solucionar el impase con
el gobierno, solicitó la designación de Riera para ese Obispado y Pío X firmó el
1°. de Enero de 1.912 el Decreto, encargándole, además, de la Administración
Apostólica de Manabí. En 17 Junio entró en el puerto y el 23 tomó la posesión
canónica, “cautivando por la suavidad de sus costumbres y la tranquilidad e
inalterable serenidad de la almas virtuosas”; pero, la sede estaba empobrecida
por el largo abandono en que había permanecido y Dolores Irrazabal de Peña tuvo
que donar un edificio para residencia del Obispo, pues este no tenía donde
habitar. Ignacio Robles, que había dirigido la comisión de recepción, conformó
una Colecta pública y su sobrina política Angela Carbo Macías de Aspiazu hizo de
tesorera y se encargó de proveer las siguientes mensualidades a fin de conservar
al Obispo con un mínimo de decoro, dada sus altas funciones. (1)
En octubre comenzó la bubónica y fiebre amarilla, muchos eran atacados y
morían. El 8 de diciembre, mientras Riera celebraba de pontificial la misa de la
Virgen, comenzó a sentirse mal y tuvo que ser llevado a Palacio, donde le subió
la temperatura a 40 grados. Le había
(1) Josefa Macías y Triviño, cuñada de Robles y tía de la señora de
Aspiazu, había casado sucesivamente con dos tíos de Monseñor Riera llamados Juan
Bautista y Benjamín Moscoso Suárez.
comenzado la fiebre amarilla que casi acabó con su vida, salvando milagrosamente por los cuidados del Dr. Luis Felipe Cornejo Gómez, pero quedó tan delicado del corazón y los riñones, que se les hincharon las rodillas y solo podía moverse con muletas. Su médico le aconsejó viajar a Posorja y someterse a una estricta dieta de pescado y legumbres, sin carnes ni sal.
comenzado la fiebre amarilla que casi acabó con su vida, salvando milagrosamente por los cuidados del Dr. Luis Felipe Cornejo Gómez, pero quedó tan delicado del corazón y los riñones, que se les hincharon las rodillas y solo podía moverse con muletas. Su médico le aconsejó viajar a Posorja y someterse a una estricta dieta de pescado y legumbres, sin carnes ni sal.
De regreso a Guayaquil solemnizó los festejos de la Semana Santa de 1.913.
El 1°. de Junio comenzó visitar la aparroquias rurales y salió en defensa de la
propiedad de la Orden dominicana, amenazada por la Municipalidad y la Junta
Municipal de Beneficencia de Guayaquil, que le habían arrebatado el cerro
contiguo al convento, so pretexto de ciertas edificaciones. Riera buscó en el
archivo dominicano, encontró el título y con él pudo hacer una venta al Dr.
Alfredo Valenzuela, pero no consiguió la devolución de los restantes terrenos
que se habían dividido la Municipalidad y la Beneficencia, como ya se
dijo.
En 1.914 intervino en la pugna de González Suárez con el padre dominicano
Jacinto Palacios acerca del cambio de rostro de la imagen de la Virgen del
Rosario; su aclaración se publicó en Quito y el padre Palacios fue asignado a un
convento fuera de la capital. En ese incidente, como siempre, Riera formó filas
con González Suárez. También inició la devoción de San Vicente Ferrer en el
pueblo guayaquileño, bendijo la imagen nueva y presidió su solemne Novena en
santo Domingo.
En Junio de 1.915 viajó a Riobamba a visitar a su amigo el Obsipo Andrés
Machado pero no resistió la altura, le faltó aire, sentía palpitaciones, de
regreso guardó cama en Noviembre aquejando de una tuberculosis declarada.
Monseñor Machado le vino a pagar la visita y se quedó cuidándole. Su lecho de
enfermo era atendido por numerosos facultativos y el sábado 20 de Noviembre,
después de recibir la visita de Machado, murió sin muestras de agonía, a las 10
y 5 de la mañana, considerado y tenido como un santo varón de Dios. Tenía
solamente 49 años de edad y menos de 3 como Obispo de Guayaquil.
Placa en las Reliquias de Juan María Riera Moscoso |
El 22 se celebraron la solemnes exequias. José Félix Rousilhe pronunció la
Oración Fúnebre y fue enterrado en la cripta de la Catedral.
Como religioso fue modelo de observación; amaba el retiro, el silencio y la
oración. Fue un asceta de ascendrada religiosidad, “llama de amor en medio de la
tormenta”.
Blanco pálido, ojos negros, suaves maneras, baja estatura, delgado y hasta
magro de carnes; su causa de beatificación se encuentra en trámite, iniciada por
orden de Monseñor Bernardino Echeverría Ruiz que decidió que la Diócesis de
Guayaquil merecía contar con un Obispo en camino a los altares.
=
Fuente: diccionariobiograficoecuador.com
=
La causa de beatificación del prelado compatriota se encuentra en el Vaticano desde hace 21 años; sus restos se conservan en la Catedral Metropolitana, donde su memoria privada la veneran cada 3 de agosto y los 3 de cada mes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario