Padre, Hugo Vásquez y Almazán
uno de los fundadores de Schoenstatt en Ecuador.
(Abril 29, 1936 + Abril 6, 2008)
El martes 6 de mayo del 2006, falleció en Guayaquil, Ecuador, el P. Hugo Vásquez y Almazán a la edad de 73 años. El P. Hugo pertenecía al Instituto de Sacerdotes Diocesanos de Schoenstatt. También perteneció al selecto y reducidísimo grupo de ecuatorianos que conoció y trató personalmente al Padre José Kentenich. Seguramente, una de las primeras noticias que tuvo el Fundador acerca del Ecuador las recibió directamente de él.
El P. Hugo, además de un buen sacerdote, fue un hombre notable, sencillo y polifacético. Fue autor de varios libros, artículos y revistas, por medio de los cuales dio a conocer el pensamiento del Padre y Fundador y la espiritualidad de la Alianza de Amor. Estos escritos hicieron de él un sacerdote muy conocido en el clero guayaquileño y ecuatoriano, y punto de referencia para los demás. Investigador incansable, contribuyó con sus estudios a la formación de la identidad del pueblo y de la Iglesia en el Ecuador.
Es muy conocida una obra suya "Nuestra contribución al cielo", en donde relata la vida de innumerables personalidades católicas ecuatorianas que murieron en olor de santidad. Entre ellas, escribió varias referencias acerca de Narcisita de Jesús, la santa ecuatoriana que fue canonizada en Roma por Benedicto XVI el 12 de octubre 2008
Sirvió fiel y desinteresadamente a la Familia de Schoenstatt ecuatoriana.
El P. Hugo también fue fundador de un instituto secular: la comunidad de las Guadalupanas, que tenían como advocación principal a Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona del continente americano. Además, animó muchos grupos parroquiales en su tarea de pastor. En Guayaquil fue párroco de Nuestra Señora de la Elevación, de San Eduardo y de San Antonio María Claret. Su último trabajo parroquial lo desarrolló en el conocido sector de Bellavista en la ciudad de Guayaquil, en la parroquia de Nuestra Señora de Altoetting y de la Unidad, advocación mariana de origen alemán.
Sirvió fiel y desinteresadamente a la Familia de Schoenstatt ecuatoriana. En Guayaquil celebraba todos los meses la Sta. Misa de Alianza en el Santuario y fue autor de muchos poemas y cantatas en las que manifestaba su cálido amor a María. En la consagración del Santuario Ciudad de Quito regaló una hermosa cantata que quedará como fuente de inspiración para la oración, meditación, y para mantener viva la conciencia de misión de los instrumentos marianos. Sus testimonios sobre el Padre Fundador ayudaron a la naciente Familia ecuatoriana en la década de los 60 – 70 a enamorarse del carisma profético del Padre Kentenich.
Muchas cosas más se podrían decir acerca del P. Hugo. Por ahora nos queda sólo agradecer a Dios y a la Mater por sus cuarenta años de vida sacerdotal y por todo lo que regaló por medio de este sacerdocio. Que desde el Schoenstatt Eterno, él siga regalando su bendición sacerdotal a la Familia de Schoenstatt para ame más, como él lo hizo, a toda la Iglesia. ¡Gracias P. Hugo!
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ECUADOR, P. Eduardo Auza.
Tomado de: archiv.schoenstatt
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