domingo, 9 de julio de 2017

Pedro Schumacher Niessen, Monseñor

Pedro Schumacher Niessen, Obispo
Monseñor, II Obispo de Portoviejo
Septiembre 14, 1839 - Julio 15, 1902


(14 de septiembre de 1839 Kerpen, Alemania - 15 de julio de 1902, Samaniego, Colombia) fue un sacerdote alemán en su momento Obispo de Portoviejo, quien luego de autoexiliarse por huir de las remetidas guerrillas en Ecuador, fundó una especie de diócesis en las regiones que comprende Ipiales, por Samaniego - Colombia.

Llega a América el 11 de enero de 1863, a La Serena, Chile, donde trabaja cinco años en un hospital, al cabo de enfermar de gravedad y regresar a Europa. La guerra franco-prusiana lo obliga a pedir su retorno a América, y es destinado a la dirección del Seminario de Quito en 1872. La muerte del presidente de la república de entonces, Gabriel Garcia Moreno, da rienda suelta a un periodo de inestabilidad para la iglesia, que afrontó hasta su muerte, a causa de una enfermedad.

Obispo de Portoviejo, 31 de mayo de 1885 - 17 de agosto de 1895

Vicario de Ipiales, 1897 - 15 de julio de 1902

II OBISPO DE PORTOVIEJO.- Nació el 14 de septiembre de 1839 en la población de Kerpen, en el camino entre Colonia y Aquisgran, región del río Rhin, Alemania y fue gemelo de su hermana Gertrudis que entró a monja. Hijo legítimo de Teodoro Schumacher Halms y de Cristina Niessen, naturales de Kerpen y Aquisgran respectivamente.

Estudió las primeras letras en la escuelita del maestro Jakog Whilhem Statz y destacó desde niño porque era moral y juicioso.

En 1851 realizó su primera comunión. Al año siguiente abandonó la escuela para seguir farmacia en Perl y aunque aprendió latín no logró pasar los exámenes por su corta edad. Entonces viajó con su hermano Gerard al colegio de Muenstereifel, aprobó todos los cursos hasta el grado superior y quiso ingresar a la Unidad de Bonn, pero por consejos de su confesor viajó en 1857 a París y entró de novicio en la Orden Lazarista.

El 3 de Junio de 1.861 recibió el subdiaconado. El 14 de junio de 1862, víspera de la fiesta de la Santísima Trinidad, fue consagrado sacerdote destinado a las misiones a Chile. Poco después se embarcó en el Havre y tras un accidentado viaje en el buque de vela “Arequipa”, arribó a La Serena el 11 de enero de 1.863 y trabajó cinco años en el Hospital. En 1868 enfermó gravemente del pecho con bronquitis, regresó a París y fue destinado al Seminario de Montpellier, población que goza de un excelente clima de montaña, donde enseñó la asignatura de “Historia Eclesiástica” que comprendía Sagradas Escrituras e Historia de la Filosofía.

En enero de 1870 falleció en Kerpen su madre y poco después se declaró la guerra Franco-prusiana, pasando duros momentos por su condición de alemán; así pues, solicitó su regreso a América y fue destinado a la dirección del Seminario de Quito, asumiendo el cargo en diciembre de 1872. Su labor no era fácil, el antiguo edificio del Convictorio de San Fernando no prestaba ninguna comodidad, de suerte que inició a fines de 1.874 la construcción de uno nuevo, “cogía lodo, empañetaba, cargaba materiales y ponía manos como peón” y en poco tiempo vio concluida su labor.

En 1875 García Moreno fue asesinado y subió Borrero a la Presidencia. En 1876 lo derrocó Veintemilla. En 1877 fue asesinado el Arzobispo Checa y el Vicario Capitular Arsenio Andrade se negó a celebrar una misa por los caídos en la revolución de 1869 del General José de Veintemilla, hermano del presidente. Pronto surgieron otros incidentes como el de las campanas, Andrade excomulgó a Veintemilla y abandonó la capital declarándola en entredicho y aunque fue detenido por la policía logró escabullirse y Schumacher lo ocultó en el nuevo edificio del Seminario. El 14 de mayo se combatió en las calles de Quito, Schumacher transformó el Seminario en Hospital. Entonces se dijo de él que “era valeroso y decidido, no en vano se le llamaba el espíritu de García Moreno”.

En 1878 reemplazó al Padre Foing como Visitador de la Orden Lazarista en el Ecuador, viajó a París para asistir al Capítulo de la Orden, de allí pasó a Roma y se entrevistó con León XIII.

A su regreso el 4 de noviembre fue notificado por la policía de Guayaquil que le estaba prohibida su entrada al puerto; sin desanimarse en lo absoluto siguió a Paita, desembarcó y cruzando el desierto de Suyana en burro, entró por Macará, disfrazado de paisano.

En enero de 1879 estaba de incógnito en Quito y así vivió hasta 1883, aprendiendo el quichua, que llegó a dominar al igual que el inglés, francés, español, además de su lengua nativa el alemán.

A la caída de Veintemilla fue propuesto por el Presidente Caamaño para ocupar la difícil “Diócesis de misiones” -Manabí, Esmeraldas y el territorio insular de las islas Galápagos- vacante por renuncia de Monseñor Luis de Tola y Avilés.

El 20 de febrero de 1884 la Asamblea Nacional Constituyente pidió su nombramiento al Papa y el 31 de mayo de 1885 fue consagrado en la Catedral de Quito como II Obispo de Portoviejo, viajando de inmediato a su Diócesis que encontró prácticamente en estado de sitio, amagada con las montoneras y guerrillas liberales. Casi no había curas, el único manabita era el doctor Vicente Loor; el atraso cultural y material parecía el signo visible de todas las poblaciones y como no era hombre que se dejaba dominar por el desaliento comenzó su labor civilizadora.

En 1.886 se entrevistó en Guayaquil con el Presidente de la República al que expuso sus ambiciosos y patrióticos planes. Caamaño le entregó “graciosamente” el mando supremo de la provincia, dando instrucciones al Gobernador de Manabí para que se sujete en todo al Obispo, como que sabía que éste era “el espíritu de García Moreno”.

En Junio de 1887 partió a New York en busca de socorros, de allí siguió a París y a Roma siendo nuevamente recibido, pero esta vez en audiencia privada por el Papa ¡Ya era hombre importante! En septiembre visitó Karpen y “para recibir al dignísimo prelado, el pueblo adornó con bonito gusto artístico casas y calles y le hizo una recepción magnífica”.

En Suiza convenció a siete misioneras del convento franciscano María Auxiliadora para que lo acompañen a Manabí, mientras tanto su hermana Sor Gertrudis Schumacher y otras monjas lazaristas recién llegadas a Portoviejo, estaban dedicadas al servicio comunal.

Incansable en recorrer su diócesis aún a costa de grandes peligros y sacrificios. Entre 1884 y el 88 aumentó el número de sacerdotes de 6 a 18. Trajo de Europa a capuchinos y oblatos, así como a numerosas monjas. Fundó en Portoviejo dos Seminarios, uno para jóvenes con vocación y otro para estudiantes de Filosofía. Adquirió una moderna máquina impresora y publicó numerosas Pastorales, recogidas entre 1928 y 29 en tres volúmenes por el doctor Wilfrido Loor, en la imprenta del Globo, de Bahía de Caráquez.

Justamente a causa de una de sus Pastorales, la Novena, que envió al doctor Felicísimo López, se originó la contestación de éste y una larga y complicada polémica, su enjuiciamiento criminal y su Excomunión.

En 1890 publicó “La Sociedad civil cristiana según la doctrina de la Iglesia Romana”, confundiendo el catecismo con la política y dividiendo a los gobiernos del mundo occidental en cristianos y ateos-liberales. El libro fue un éxito, se conocen las ediciones de Portoviejo, Quito y Friburgo de Brisgovia (Alemania). Ese año asistió en Guayaquil a la consagración episcopal de Monseñor Barriga.

En 1893 salió en viaje de trabajo a Europa. En 1894 fundó en Portoviejo el semanario “El Hogar Cristiano” que tanta repercusión tuvo en la república, sobre todo en Quito y Guayaquil, al punto que en esta última ciudad Angela Carbo de Maldonado fundó otro con igual nombre.

Ese año intrigó ante el Padre Reginaldo María Duranti, superior de los dominicanos en Quito, para que proteste contra el Tomo IV de la Historia de González Suárez. El incidente originó diversas publicaciones y la Iglesia se perjudicó con el alboroto.

A principios en 1895 estaba por fundar una Congregación de sacerdotes y hermanas de San José, pero la provincia de Esmeraldas plegó a la revolución liberal, lo mismo que Daule al sur. El Cor. Ricardo Cornejo, viendo que la situación en Portoviejo era desesperada, decidió salir con destino a Quito a través de las selvas del Calceta, Chone y Santo Domingo, con 350 soldados leales al Gobierno del Batallón Cuarto de línea.

El 15 de junio Schumacher publicó su última Carta Pastoral denunciando que “el radicalismo creyéndose triunfante, llamaba en las puertas de Manabí” y como su vida corría peligro se sumó a las fuerzas de Cornejo y con ellas arribó a Calceta donde sufrieron el ataque de los liberales. Esa noche se incendió la población y ambos bandos se acusaron mutuamente aunque parece que el incendio fue fortuito.

De Calceta pasaron a Chone, siempre seguidos por las guerrillas que no se cansaban de hostilizarlos y tras vencer formidables obstáculos naturales treparon la cordillera y llegaron a Turubamba, donde comenzó una multitudinaria manifestación. En San Bartolo le dio el abrazo de bienvenida el Arzobispo Rafael González Calisto exclamando lleno de contento, “Bendito el que viene en nombre del Señor”, luego lo saludaron el Vicepresidente de la República, los Ministros de Estado, los delegados del clero y las autoridades civiles.

A las dos de la tarde del 20 de julio hizo su espectacular entrada a la capital, iba en la carroza del arzobispo. Los jefes de las tropas fueron acomodados en los carros de los Ministros. Hubo guardia de honor de 500 jinetes y 30 coches. Todas las campanas se echaron al vuelo y los cañones de las colinas del Panecillo atronaron el aire con sus estampidos, era el saludo del ejército al heroico Batallón y al Obispo – guerrero. El lujo se ostentaba en todos los balcones, las calles fueron tapizadas de pétalos de flores y numerosas señoritas vestidas de blanco llevaban coronas de triunfo.

Temporalmente se asiló en el Seminario pero como el ejército de la revolución triunfó en Gatazo y amenazaba cercar la capital, el 17 de agosto salió de Quito, pasó la frontera con Colombia y se instaló en el convento de los Padres Capuchinos de Tuquerres, mientras el Arzobispo González Calisto huía a Tulcán.

“En Túquerres rezo y espero” escribió en Octubre. Lo acompañaban numerosos exiliados. Allí permaneció un año organizando grupos guerrilleros que asolaron el norte del Ecuador, hasta su definitiva derrota en octubre del 96. Entonces se trasladó a Pasto y publicó el folleto “Teocracia o Demonocracia, que conoció dos ediciones, la segunda en Friburgo, al año siguiente.

En 1897 radicó en Samaniego y con el dinero recibido de la testamentaría de la suegra de García Moreno editó su opúsculo dedicado al Obispo de Pasto, Fray Ezequiel Moreno Díaz, titulado: “El liberalismo confundido con sus doctrinas falsas y sus obras malas” en 6 capítulos, con preguntas y respuestas dando reglas para combatirlo. También fundó una pequeña Banda de Música y dirigió una partida de guerrilleros.

En 1900 estaba nuevamente en Pasto y publicó el folleto: “Con Dios, por la religión y la Patria, una palabra de consuelo y aliento, por Pedro Schumacher, Obispo de Portoviejo”, del que se hicieron dos ediciones. Y perdidas sus últimas esperanzas de recobrar el poder político en el Ecuador sufrió grave desaliento.

En Julio se declaró la peste en Samaniego, muchos enfermaban y morían de tifus. El 12 de ese mes se sintió mal y no pudo dar misa, se había contagiado al atender a cuatro enfermos en una casa poco ventilada, donde posiblemente fue picado por una pulga infectada. En la madrugada del 15 estuvo con hipo, a las cinco de la tarde empeoró y recibió al santísimo, estaba consciente pero muy debilitado. A las ocho no pudo santiguarse y murió a las diez de la noche, siendo enterrado al día siguiente en la iglesia del lugar.

El Padre Angel escribió su biografía que fue publicada en Friburgo en 1906, con algunos grabados. En 1908 el Padre Leonardo Dautzenberg editó en alemán otra más completa, titulada “Un hombre apostólico de la región de Rhin en el siglo XIX”, con el precioso tesoro de sus cartas, en 633 págs. que el doctor Wilfrido Loor tradujo al castellano en 1932 y reeditó en 1968.

Manuel J. Calle ha escrito de Schumacher “Irascible, neurótico, intemperante en eso del deber: “quería en su diócesis ser no sólo el jefe espiritual sino también el mandarín político y el patriarca, esto es, el jefe de la familia; y así se entrometía en la vida privada del prójimo, como alzaba la voz contra el liberalismo de una provincia tan libérrima como Manabí…”

Examinada cuidadosamente su interesante figura creemos que fue un hombre superior, amante del progreso material y constructor de obras de servicio. Manabí le debe muchos en estos aspectos; sin embargo, su índole conflictiva le llevó a cometer numerosos abusos, pues creía que el Ecuador era una simple colonia de la Santa Sede.

Violentaba la correspondencia en Portoviejo para enterarse de la vida privada de sus diocesanos, polemizaba sobre aspectos alejados de su alto ministerio y perseguía a quienes no comulgaban con los gobiernos de su tiempo. A González Suárez ordenó habitar en casa del doctor Vicente Loor cuando visitó Portoviejo con fines arqueológicos, incidente que los distanció para siempre. En otras palabras, no aceptaba que nadie piense o actúe por cuenta propia.

Alto, rubio, delgado, activo, nervioso y político con don de mando; las persecuciones sufridas en Alemania por los católicos y el mal ejemplo del Vicario Andrade Landázuri en Quito, predispusieron su voluntad contra el liberalismo. Llegó a ser el líder indiscutible del sistema teocrático en el Ecuador.

En 1902 se publicó en Quito un folleto a su memoria con discursos, poesías, artículos e inscripciones en su honor y el Canónigo Teófilo Rubianes editó su “Corona Fúnebre”.
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Fuente:
Pérez Pimetel, Rodolfo, Tomo III
Diccionario Biográfico del Ecuador
Samaniego busca canonizar a obispo Pedro Schumacher
Septiembre 27, 2013

El arzobispo de Portoviejo (Ecuador) Lorenzo Bertolini, visitó la parroquia del municipio de Samaniego para conocer el lugar donde murió su antecesor, el obispo Pedro Schumacher, que llegó a la localidad en 1896 y murió en ese municipio en 1902.

Manifestó que Schumacher dejó en la población varias obras materiales y un ferviente legado de fe cristiana.

Bertolini manifestó que busca aunar esfuerzos para lograr la canonización de Schumacher, un hombre de fe que cumplió ampliamente con el legado de Cristo.

Explicó que ha solicitado al obispo de la Diócesis de Ipiales y a la parroquia de Samaniego una parte de los restos de monseñor Schumacher para ser llevada a su parroquia como una reliquia, en aras de incrementar la fe en la arquidiócesis de Portoviejo.

El padre Jorge Martínez explicó que de esa manera se inicia un nuevo proceso de gestión para lograr la canonización.

En ese sentido, el sacerdote manifestó que es importante ofrecer la reliquia para empezar a venerarlo universalmente y cumplir con las normas del Vaticano. Así, primero será siervo de Dios, luego venerable, posteriormente beato y finalmente santo.

Al despedirse de las familias de Samaniego donde celebró una misa el arzobispo dijo sentirse complacido con lo encontrado, lo que describió como una comunidad con devoción, orden y tranquilidad.

Agregó que para febrero del 2014 se ha concertado con el obispo de la Diócesis de Ipiales, monseñor Arturo Correa Toro, un nuevo encuentro en Samaniego, al que asistirá con 40 sacerdotes de su parroquia.
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