viernes, 14 de julio de 2017

Padre Carlos Crespi Croci

Padre Carlos Crespi Croci
(Legnano, 29 mayo 1891 – Cuenca, 30 abril 1982)

Religioso italiano de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco.

Se encuentra en proceso de beatificación por la Iglesia católica. Vivió 60 año como misionero en Ecuador, sobre todo con indígenas de la Amazonía ecuatoriana.

Además de su labor religiosa, se dedicó a la educación, cine, antropología y arqueología. Es uno de primeros investigadores de la Cueva de los Tayos, en Ecuador.

Su labor principal la cumplió en Cuenca, donde su recuerdo se mantiene en monumentos y en el nombre de diferentes instituciones.
PADRE CARLOS CRESPI
Fue el padre Crespi un hombre excepcional en todo el sentido de la palabra. Sus investigaciones lo llevaron a develar grandes secretos de la historia, su actividad pedagógica orientó y educó a varias generaciones, y su ministerio pastoral redimió el alma de todos quienes acudieron a él en busca de ayuda espiritual.

CRESPI, Rvdo. Padre Carlos.- Misionero, investigador y científico italiano, nacido en Legnano a mediados del mes de mayo de 1891, hijo del Sr. Daniel Crespi y de la Sra. Luisa Croci.

Su primera educación la recibió en una pequeña escuela de su pueblo natal, y luego pasó al Liceo de Milán donde completó sus estudios. El resto de su instrucción con vistas al bachillerato lo realizó -desde 1903 hasta 1906- en un importante centro educacional de la ciudad de Turín. Por esa época ya se habían manifestado en él sus primeras inquietudes religiosas y poco tiempo después ingresó como novicio en el Convento de Toguizo. Al año siguiente, el 8 de septiembre de 1907 profesó sus votos religiosos como miembro de la Congregación Salesiana, y el 24 de julio de 1910 se ofreció a Dios con los votos perpetuos.

Posteriormente y obedeciendo los postulados de su congregación, durante varios años -al tiempo que continuaba realizando estudios de Teología y otras ciencias-, ejerció el magisterio dictando eruditas conferencias de variados textos en el Instituto Docente de Valzalice. Finalmente, y en procura de entregar la plenitud de su vida al servicio de Dios, se consagró al estado venerable y sublime del sacerdocio, recibiendo las órdenes el 29 de enero de 1917. Continuó entonces asistiendo a la Universidad de Padua, donde el 15 de junio de 1921 obtuvo el grado de Doctor en Pedagogía, Música, Prehistoria, Arquitectura, Ingeniería Hidráulica, Topografía, Ecología, Etnografía y otras ciencias.

Dos años más tarde, en acatamiento a su vocación de misionero salesiano abandonó su patria para trasladarse al Ecuador, y luego de desembarcar en Guayaquil se dirigió rápidamente a la ciudad de Cuenca donde llegó el 23 de abril de 1923.

«Aquí y no en otra parte había de probar ser salesiano por dentro y por fuera, por así decirlo, auténtico. Patentizando a ojos vistas a todas luces su amor a Dios y al prójimo con hechos de verdad y realidades palmarias. Con su inclinación a mantener el culto divino, en fomentar la devoción a María Auxiliadora, en ser el ojo derecho su halago y dilección por los niños pobres, en trabajar y trabajar sin estarse de más y a carta cabal por el mejoramiento, el bienestar, la autosuficiencia de la colectividad» (Pbtro. José Rafael Alvarado.- Rasgos Biográficos del Reverendo Padre Carlos Crespi, p. 9).

Toda su vida, que la paso en Cuenca, la dedicó por entero al servicio de la educación de los niños y a la creación de un notable museo; y en cumplimiento de sus sagrados ideales de cristiandad, fundó el Colegio Cornelio Merchán, el Colegio Normal Orientalista, el Filosofado y la Escuela de Artes y Oficios que más tarde se convirtió en el Colegio Técnico Salesiano.

El 11 de septiembre de 1956, en reconocimiento a la suma de logros benéficos realizados en pro de la ciudad y la provincia, recibió de parte de monseñor Serrano Abad el título de Canónigo Honorario de la Catedral de Cuenca; y el 7 de noviembre de ese mismo año, el Alcalde de la ciudad -Dr. Luis Cordero Crespo-, lo declaró Hijo Ilustre de Cuenca.

Fue uno de los principales promotores y gestores que lograron llevar a cabo, a mediados de junio de 1967, el Congreso Eucarístico Nacional que se realizó en la ciudad de Cuenca, que reunió a las más altas autoridades de la Iglesia Católica Ecuatoriana en un cónclave o simposio en el que se expusieron sus argumentos, sopesaron sus teorías y doctrinas, y ventilaron graves problemas sociales y religiosos por los que atravesaban el país y la Iglesia.

Víctima de una penosa y larga enfermedad, el reverendo padre Carlos Crespi murió en Cuenca el 30 de abril de 1982.
Fuente: 
Enciclopedia del Ecuador.
Histórica * Geográfica * Biográfica

Por: Efrén Avilés Pino.
CARLOS CRESPI CROCI

ETNOLOGO.- Nació en Legnano, Italia, en Mayo de 1.891 y fueron sus padres legítimos Daniel Crespi, Administrador de una hacienda de los contornos y María Croci.  El tercero de una larga familia compuesta de trece hermanos, de los cuales ocho fueron varones y cinco mujeres; estudió la primaria en un Gimnasio de su lugar natal y en uno de Milán y en 1.903 inició la secundaria en Baisael cerca de Turín; pero el año 6, debido a su carácter serio y circunspecto y a la admiración que sentía por sus profesores salesianos, decidió entrar a dicha Orden, ya tocaba muy bien el piano.

El 8 de Septiembre de 1907 ingresó al Noviciado de Toguizo; era de buen ver, baja estatura, contextura gruesa, ojos celestes, pelo castaño y hablaba con profunda convicción.  Representaba más edad de la que realmente tenia.

En 1.910 juró los Votos Perpetuos y pasó al Colegio Mampridime en Este, donde ejerció el magisterio, alternado con Cursos de Teología sobre temas trascendentes y doctrinas relativas a la fe.  El 17 recibió el Orden Sacerdotal.

De allí en adelante estudió en la Universidad de Padua diversas asignaturas humanísticas tales como Estética, Pedagogía, Música, Prehistoria y hasta Arquitectura y ciertas materias técnicas del tipo de Ingeniería Hidráulica, Topografía, Economía y Etnografía hasta doctorarse el 15 de Julio de 1.921 en Etnología

A principios de 1.923 abandonó Italia por el puerto de Génova para iniciar la vida misionera en Sudamérica.  Primero estuvo en Guayaquil, el 23 de Abril llegó a Cuenca y fue inmediatamente destinado al Oriente a recolectar tiestos arqueológicos y objetos varios.  Con tal motivo se adentró en la selva, "Fue un encuentro maravilloso con la naturaleza feraz de la Amazonía que le deslumbró.  Todo era nuevo, desde los grandes ríos y espesos bosques hasta el hombre primitivo que los habitaba.  Y tras varios meses expedicionando en lo que el calificó de viaje pintoresco para un valiente aficionado a la naturaleza salvaje pero bien pesado para el 99% de los mortales, volvió a Turín.

Su trabajo había sido duro, pues también recopiló millares de anotaciones sobre los salvajes, así como un cajón con fotografías, otro con cabezas disecadas (Tzanzas) planos, etc.  Y participó en la primera Exposición Misional Salesiana, en cuya Clausura pronunció un discurso.  Su muestra formada con multitud de collares, coronas de plumas, pieles de jaguar y león, serpientes venenosas, pájaros vivos y disecados, causó una honda impresión, sobre todo las tzanzas que fueron materia de más de un debate y horrorizaron a las tranquilas damas concurrentes.

De esta época son sus artículos "L' Oriente equatoriano e sue possibilita di colonizzazione" aparecido en Milán y "Un explorazione al Santiago (Equatore)" primero de sus múltiples trabajos en el Bolletino Salesiano de Turín, al que siguieron "Au Milieu des sauvages de Gualaquiza", "Gli indii della sierra equiatoriana","XXX aniversario della Missiones di Gualaquiza" y "Tra y selvaggi di Gualaquiza (Equatore)" que revelan su amor por la "Floresta inmensa de millones de kilómetros, siempre verde, siempre nueva", según frase que describe todo su amor por esa poderosa naturaleza.

Vale anotar que para 1.925 existían cinco proyectos misionales salesianos en el Ecuador y la necesidad de documentar tan difícil tarea le llevó a escribir esas Monografías, diarios de viajes graficados con fotografías, etc.

En 1.926 trasladó su Exposición a New York "a fin de ofrecer al público curioso una variada colección de objetos autóctonos, piezas prehistóricas y otras de uso común propias de la Etnografía" y de regreso a la amazonía tuvo la oportunidad de filmar en Santiago de Méndez, valle del río Upano, en más de 2.500 metros de negativos que finalmente quedaron reducidos a la mitad, cincuenta escenas diferentes con la colaboración del fotógrafo Rodrigo Bucheli y de Carlos Bocaccio, a quienes dirigió.  Para la edición primitiva de "Los invencibles Shuaras del Alto Amazonas", contó con el trabajo del operador Vitey de Fontana, editor de afamadas películas italianas como "Quo Vadis" y "Los últimos días de Pompeya" (1) demás está decir que la película fue silente, pues aún no se había inventado el cine sonoro y con ella se situó entre los pioneros del cine ecuatoriano.

Crespi dividió el film en cuatro partes: la primera en el mar de Génova y posterior llegada al oriente.  La segunda trató sobre las costumbres de los Jíbaros y sus formas de caza.  La tercera sobre la fiesta de la Tzanza o cabeza reducida y la Cuarta mostraba la obra salesiana en las Misiones del oriente y la del Comité Patriótico orientalista de señoras.  Su autor la comentó de la siguiente poética manera: "En el ecran se proyectan lindas escenas naturales de armadillos, guatuzas, faisanes, pavos predicadores y preciosísimos adornos como un collar de cinco mil dientes de mono, un tejido hecho con quinientos fémures de pájaro, otro hecho con seis mil alitas de insectos, un sombrero de última moda y finalmente las ceremonias de la gran fiesta de la Tzanza que termina con una interesantísima serie de bailes a cual más original y sugestivo."

(1) El Documental se desgastó con el tiempo y las múltiples proyecciones, sus fragmentos se dispersaron en el incendio del Instituto Técnico Salesiano Cornelio Merchán de Cuenca; sin embargo, la Cinemateca Nacional de la CCE recogió las imágenes que habían quedado y contando con filmaciones de la época, relativa a los trabajos misioneros salesianos, logró copiar las imágenes; cuadro a cuadro, para obtener negativos nítidos.  Luego se procedió a efectuar la edición incluyendo fotos fijas y textos, obteniéndole un nuevo copiado al que se le incorporó música y trucaje, todo ello gracias al apoyo de la UNESCO y de los Laboratorios de la UNAM de Méjico.

El estreno se realizó en el teatro Edén de Guayaquil el 26 de Febrero de 1.927 y pocos días después en el Sucre de Quito, en función de Gala a la que asistió el Presidente Isidro Ayora y su esposa y sirvió para la recolección de fondos en favor de la obra misionera salesiana.  Por otra parte probó la estimación de Crespi a la raza "Jíbara"  y  a exaltación  de los misioneros.  Su paisano el sabio Luis Sodiro, S.J., clasificó con el nombre de "Crespiones" a una familia de helechos muy bellos y grandes que aparecen fotografiados en el film.

Crespi inicio un tipo nuevo de colonización a través de la introducción de herramientas sencillas al trabajo de los nativos, construcción de vías de comunicación y puentes sobre ríos y el aporte de la fe religiosa sobre la conciencia de los mal llamados "Jíbaros", término peyorativo que significa salvaje en quichua y que entonces se usaba como nombre genérico para las tribus indígenas del oriente del Ecuador.

Ese año editó "Quarente giorni di escursioni nella regione di Indanza" y una Monografía del oriente azuayo en 16 págs., y en el Bolletino Salesiano salió "Tray Kivari".  El 27 "Equatore (Misslone dei Kivaros) tragli stregnoni di Arapicos".  El 28 "Un excursione alla Misiones di Mendes", "Entro giorni di escursioni nella valle dell'Upano" que también se publicó en francés.  El 30 "Ou en est 1'evangelisation des kivaros."

En 1.930 dio inicios en Cuenca a la construcción del Instituto Cornelio Merchán y mientras procedía a la excavación para los cimientos halló un gran número de tiestos entre los cuales sobresalió una olla de grandes dimensiones y al seguir excavando logró otras más. Desde entonces, siguiendo las huellas de Max Uhle, se dedicó a la arqueología de la zona pero sin utilizar el método científico de dicho sabio alemán, de suerte que no estableció conclusiones generales.

Designado Rector del Cornelio Merchán y del Oratorio Festivo mantuvose largos años al lado de los niños por ser esa la labor preferida de Don Bosco perdiendo la etnología ecuatoriana a uno de sus más valiosas miembros.  Y como sacerdote perseverante en sus obligaciones, dabase tiempo para acrecentar el edificio con nuevas obras, formó un gimnasio, diferentes talleres, un salón de conferencias, etc.

Los padres Cadena y Delgado habían montado en Cuenca un pequeño teatro infantil que hacía las delicias de todos por igual y Crespi lo reinaguró como Cinema en 1.932 con fotogramas de imágenes fijas (sin movimiento) que al poco tiempo dieron paso a las primeras películas sonoras que se espectaron en Cuenca a través de un pequeño proyector importado de Italia.  Todo ello con afán moralizador, pues solo pasaba películas inocuas, de escenarios animados, géneros variadísimos y temática universal.

Diligente, generoso, paternal, recibía a cientos de niños analfabetos, encauzándoles por la buena senda del trabajo y del deber y les "entretenía con recreaciones de índole y sabor autóctonos, dándoles a holgar al aire libre con deportes apropiados, ejercicios gimnásticos y breves chapuzones en una pileta de natación."

Tal comportamiento repetido a través de muchos años le ganó corazones y los cuencanos dieron en estimarle como si fuera un santo, por su sinceridad en hacer el bien a los demás sin pedir ni recibir nada a cambio.

Otra de sus facetas fue la del coleccionista de objetos variadísimos, desde los artísticos, tales como cuadros al óleo, al fresco, al temple, al pastel, al crayón o al lápiz, con imágenes de santos, Cristos y vírgenes o con paisajes idílicos y comarcanos, hasta hermosísimas esculturas sobresaliendo los famosos Cristos llagados de Vélez o Ayabaca, algunos de los cuales sacó al exterior para lograr fondos para sus obras sociales.  También contaba con objetos arqueológicos y otros de tipo vernacular en el austro.

En 1.938 el Padre Elias Brito anotó en su obra "Misiones salesianas en el oriente ecuatoriano" en tres tomos, que uno de los más importantes miembros de la Orden en nuestra patria era Crespi, no solamente por su aporte científico sino también por su obra misionera pedagógica y social, pues era una figura muy conocida en el austro.  Y para la construcción de una nueva Capilla a la Virgen, mayor y mejor adecuada que otra antigua que se estaba derrumbando, había recibido del padre Castognoli la orden de visitar las parroquias y allegar fondos y por eso se acostumbró a recorrer hasta los últimos rincones del Azuay y pudo terminarse el templo de María Auxiliadora; pero tantos viajes y sobre todo la carga de horarios interminables de trabajo, le ocasionó una bronquitis crónica que se le mejoró con la visión de una señora luminosa, quien le indicó que aún le faltaban muchos años de labor.  El siempre creyó que se había tratado de una milagrosa aparición quizá de Santa Teresita del Niño Jesús de quien era muy devoto, lo cual, sabido por el pueblo, acrecentó su fama de santo.

Los niños le preferían para las confesiones porque no era exigente con ellos ni acostumbraba retar.  Solo les preguntaba en alta voz porque había comenzado a quedar sordo: ¿Habéis peleado? ¿Habéis desobedecido? ¿Habéis insultado?  Y allí quedaba todo, luego les gritaba "Bendición".

Los grandes tampoco le faltaban pues como buen sordo por más que le confesaran pecados mayores que entonces eran los relacionados con el sexo, bendecía por igual y salían aliviados a rezar un Padre Nuestro y tres Avemarías; pasado el susto, los muy pícaros volvían a las andadas aunque no faltaban de cuando en cuando algunos arrepentimientos verdaderos.  En cambio era fama que en San Alfonso los redentoristas sádicamente daban látigo por penitencia, sobre todo a las adulteras, de suerte que los maridos acostumbraban llevar a esa iglesia a sus mujeres, cuando dudaban de ellas, para saber la verdad.  Y si había látigo de penitencia, entonces les cargaban a palos en las casas, pues habían probado de que pie cojeaban.  Estas costumbres medioevales aún se practicaban en la Cuenca que yo conocí a fines de 1.968.

En 1.956 le designaron Canónigo Honorario de la Catedral por manos del Obispo Manuel de Jesús Serrano Abad y todos estuvieron de acuerdo en lo merecido de la elección.  En Noviembre la Municipalidad de Cuenca le declaró "Hijo Ilustre" siendo Alcalde Luis Cordero Crespo.  El Ministro de Educación,  Humberto Vacas Gómez, le concedió la Medalla al Mérito Educacional de Primera Clase.

En 1.967 fue uno de los principales promotores del Congreso Eucarístico de Cuenca y cuando le conocí el 68, ancianito y encorvado pero con una eterna sonrisa en los labios, me atendió con aquella afabilidad propia de los espíritus elevados y generosos en "su " Museo, que ya no era nada más que una Cachivachería de objetos raros, entremezclados en el mayor desorden, pues junto a un Cuerno de marfil tallado íntegramente, de quien sabe qué lugar del planeta que no ha de haber sido el oriente ecuatoriano, por algún artesano, pero que el atribuía erróneamente nada menos que al Giotto; había un rallador de hojalata de uso común y corriente en las cocinas, multitud de tiestos arqueológicos puestos unos encima de otros en singular desorden y sin clasificación, pues Crespi nunca había sido un arqueólogo en el sentido estricto del término.

Todo en suciedad, empolvado y en el suelo o sobre destartaladas mesas dentro de un barracón en mal estado.  El desorden era pintoresco y los turistas y sus familiares cuencanos,  porque la visita al "Museo del Padre Crespi" era casi una obligación para quien llegaba a la ciudad, tenían que inclinarse a recoger y examinar lo que más les llamara la atención pues de todo había.  Era el sobrante de un Museo artístico y etnográfico que alguna vez debió ser muy grande y completo.   Aún quedaban algunos óleos republicanos, casi todos primitivos o de pintores de poco valor.  Las piezas finas había tenido que vender a fin de proveer al Merchan de los fondos necesarios para el mejor servicio a la comunidad azuaya.  Por eso nadie le reprochaba nada, pues Crespi era de una pobreza absoluta, sus hábitos hacia muchísimo tiempo que habían dejado de ser negros para convertirse en verdosos por el desgaste y el uso.

Desaliñado, con una larga y descuidada barba blanca que casi le cubría la cara y daba apariencia de sucio, inspiraba sin embargo una respetuosa admiración.  Era un venerable santón comarcano muy dado a las chanzas y a la sonrisa fácil pues en él todo era inocencia y hasta candor y según decían los que le conocían, en su trato habitual era como muchacho porque le agradaba bromear con la gente, de suerte que se festejaba con chicos y grandes por igual.

Se le veía activo y de movimientos rápidos, después supe que se fue debilitando con el paso de los meses, a consecuencia de una vieja dolencia al estómago que no le permitía alimentarse bien, hasta que le llegó el día en que casi no probaba comida, a duras penas una fruta, algo de leche y galletas, siempre compartidas con alguno de sus chiquillos del Merchán.

Hablaba con fluidez el latín, italiano, español, francés y shuara, tocaba el piano desde niño y hasta componía melodías, de suerte que era infaltable miembro de todo Jurado para los concursos artísticos en el Azuay.

Emilio Estrada Icaza contaba que estando con Crespi en Cuenca, este le había mostrado un par de tablillas de arcilla impresas con escritura cuneiforme, las últimas que quedaban del perdido idioma de los primitivos Cañaris, no de los mitimaes incásicos llegados con Tupac Yupanqui.  Emilio las tuvo en sus manos y se admiró de su antigüedad y rareza.

En 1.972 el Ministerio de Educación designó un Colegio con el nombre del Padre Crespi, el 74 le tocó a una calle cuencana ese honor, el 82 el Presidente de Italia le otorgó la Orden al Mérito en el grado de Comendador.

Pocas semanas después falleció a la edad de 91 años, respetadísimo por la santidad de sus costumbres y el gran bien realizado en favor de la niñez del país. Entonces se recordó que uno de sus mayores méritos había sido haber amado la amazonía ecuatoriana, calificándola con palabras poéticas y proféticas de "floresta emporio de riquezas que atraerían irremediablemente la codicia del hombre sobre ella".
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